6.1 QUIERO SABER MÁS!

Para explicar toda esta explotación contamos con la inestimable ayuda de nuestro amigo Plinio el Viejo, quien fue comendado Procurator Terraconensis primero, y después de Asturia y Galicia, a partir de la segunda mitad del siglo I, debido al auge e importancia de estas explotaciones.

PLINIO EL VIEJO Y SU HISTORIO NATURAL

Historia natural (en latín Naturalis historia) es una enciclopedia escrita en latín por el procurador imperial romano Plinio el Viejo. Esta es una de las mayores obras individuales que sobreviven del Imperio romano en nuestros días, que pretendía abarcar todo el conocimiento que en ese momento se tenía.

El volumen XXXIII está dedicado a los metales y su naturaleza, en el que nos encontramos muchas referencias a los trabajos realizados en la zona noroccidental de la Península Ibérica, para la extracción del oro.

Aquí os dejamos un resumen:

TOMO XXXIII – Los metales.

(67) Aquellos que buscan oro en el primer lugar se quita el segutilum que es una tierra depositada que muestra donde está la veta; la arena se lava, dando una estimación de la riqueza de la veta por el residuo que en lavado queda. A veces las vetas de oro están a flor de la tierra, rara suerte que recientemente se ha visto un ejemplo en Dalmacia, durante el reinado de Nerón; proporcionando cincuenta libras al día. La tierra que esta debajo del oro encontrado en la superficie se llama talutium (XXXIV, 157). Además, las montañas en España, son áridas, y estériles no aptas para otra producción, se ven obligados por el hombre a proporcionar este valioso producto.

(68) El oro extraído de los pozos lo llaman canalicium por otros canaliense. y está junto con los cantos y arena de mármol y es diferente del que brilla en el grano de zafiro oriental (XXXVII, 120), y la piedra thebaica (XXXVI, 63), y otras piedras preciosas. Son partículas que lleva el mármol. Estos canales que fluyen de las vetas a lo largo de las paredes de los pozos de ahí el nombre canalicium. Las galerías son apuntaladas con pilares de madera.

(69) La masa que se extrae es machacada, lavada, quemada, hecha tierra en polvo. Se da el nombre de a pila scudem, y plata lo que sale del horno. Impurezas que rechaza el plato como en todos los metales, se llama escoria. Esta escoria es de oro por lo que es machacada de nuevo, y se calienta en crisoles de tasconium. esta tierra es de color blanco, similar a la arcilla (arcilla refractaria) y es la única sustancia capaz de resistir la acción de los fuelles y el fuego, y poner en ebullición el material.

(70) El tercer método supera la labor de gigantes. Con galerías llevadas a largas distancias, en el hueco de la montaña a la luz de las lucernas (candiles de cerámica), cuyo término se utiliza para medir el trabajo y en varios meses que no ven la luz del día. Estas minas son llamadas a menudo arrugias, se agrietan de repente, y el deslizamiento de las tierras entierran a los trabajadores. Si bien puede parecer menos imprudente recoger perlas y coral en las profundidades del mar, ¡hemos sido capaces de hacer la tierra más mortal que el agua!. En consecuencia, se dejan muchas bóvedas de sustentación.

(71) En dos métodos nos encontramos con obstáculos contrapuestos; el fuego y el vinagre (XXIII, 27, 4). Pero como en las cuevas el vapor y el humo asfixia a los mineros, suelen tener que romper la roca con martillos de hierro de ciento cincuenta libras, y luego sacan los fragmentos sobre los hombros de día y de noche, pasándolo de mano en mano a través de la oscuridad. Solo los colocados a la entrada ven la luz. Si la piedra parece tener demasiado espesor, siguen la veta por el flanco, y ahondan alrededor. Sin embargo, el sílex no es el obstáculo más difícil:

(72) se trata de una tierra, una especie de barro mezclado con grava (llamado gangadia), que es casi imposible de penetrar. Se ataca con cuñas y mazas de hierro lo mismo que antes: no hay nada en el mundo más difícil, pero la sed de oro es más dura. Terminada la obra el último ataque de los pilares de los arcos se abren dando señal de derrumbe, sólo lo percibe el vigilante en la parte superior de la montaña:

(73) este, da la voz y con ademanes, grita a los trabajadores, rápido huyan. Rota cae la montaña con un estruendo que la imaginación no puede concebir, y da una explosión de una fuerza increíble. Los victoriosos contemplan la ruina de la naturaleza. Sin embargo todavía no hay oro ni siquiera sabían si lo habría cuando empezaron a cavar, y para tantos peligros y tanto coste, solo fue causa esperar lo que desean.

(74) Otro trabajo, e incluso más caro, es conducir desde la cumbre de las montañas, la mayoría de las veces a cien millas de distancia, los ríos para lavar los desechos. Llaman a estos canales corrugos de la palabra corrivatio, creo. Y este es un gran trabajo: es necesario que la pendiente sea rápida, de modo que el agua corra rápida, y para ello tiene que venir de los puntos más altos. Para que pase el agua, los valles y las quebradas se forman puentes con canales. En otros lugares inaccesibles en roca, se excavan, y se la fuerza para recibir grandes vigas.

(75) Las personas que rompen estas rocas están suspendidas por sogas, de modo que vistos de lejos trabajando, parecen ser bestias salvajes, qué digo, aves de una especie nueva. Estos hombres, casi siempre suspendidos, son los que nivelan las pendientes, y trazan la línea que seguirá el corrugo, y donde no hay lugar para poner el pie, los ríos son realizados a mano tocando la tierra para conocer su vicio y como el agua se va a llevar el barro, a este barro se le llama urium: y pasando el agua a través de las rocas grava y pedernales son arrastrados. En la cabecera del agua en la parte frontal de la montaña se excavan dos estanques huecos de doscientos pies de largo y de ancho, y diez de profundidad. Tiene cinco aliviaderos, cuadrados de unos tres pies. El estanque estando lleno, se les quita los tapones, y la corriente se apresura con tal fuerza, que arrastra las zonas de roca.

(76) En llano hay aún otra trabajo: la excavación de fosas que llaman agogas para recoger el agua que se hacen con gradas. Existe una planta matojo, llamada ulex (brezo), similar al romero es áspera y sirve para retener el oro. Las partes se cierran con tablones, y se cuelgan por los despeñaderos estas matas. Y de esta manera corre el agua desde la tierra al mar (río) y la montaña se derrumbó y, en esto se explota Hispania.

(77) También en canales como en el primer proceso de limpieza en el material extraído con trabajo duro y grande, de otro modo, los pozos pronto se obstruirían. El oro obtenido por arrugie no es necesario cocerlo inmediatamente. Se puede encontrar bloques, en los pozos aún superior a diez libras. Los españoles llaman a estos bloques palagas o palacurnas; El oro en grano muy pequeño lo llaman baluce. A continuación se seca el Ulex, y se quema, y la ceniza se lava en una cama de hierba donde se deposita el oro.

(78) de este modo dicen que las zonas de Asturias, Galicia y Lusitania proporcionan, en un año, veinte mil libras de peso en oro. En esta producción la de Asturias es la mayor parte. No hay en ninguna parte un ejemplo de este tipo de fecundidad, seguido durante tantos siglos. He dicho anteriormente (III, 138) por un antiguo Senatus consulta se les prohíbe que se sacase en Italia: sin esta ley, en la tierra no se encontraría país más productivo en metales. Una ley censorial Victumularum sobre las minas de oro de Ictimules en el territorio de Vercelli, en el que se prohíbe emplear a más de cinco mil agricultores trabajando en la explotación.

Fuente del resumen:

https://www.historia-del-arte-erotico.com/Plinio_el_viejo/libro33.htm