LA HUELLA DEL ORO

Realizar la ruta de la Huella del Oro es otro de los complementos perfectos para la visita al museo, ya que durante este paseo se pueden apreciar in situ los vestigios de las explotaciones romanas de oro que tuvieron lugar en el pueblo. 

Las minas romanas de oro de Navelgas tienen la particularidad de formar parte de un complejo aurífero explotado por medio de trincheras subterráneas, aún visibles hoy en día.


LA RUTA

  • PR: AS-195
  • Tipo de recorrido: Ruta circular
  • Dificultad: Baja-Media (Desnivel 125 m.)
  • Distancia: 1,5 Km
  • Duración: 45 minutos 

ITINERARIO

Se accede a la ruta saliendo desde Navelgas en dirección Luarca. Antes de la gasolinera, nos desviamos a la derecha, por la pista que nos lleva hasta el área recreativa, donde se encuentra el primer cartel de la ruta.

A partir de ahí, comenzamos la subida a la bolera, uno de los escenarios de la recuperación de la modalidad de bolos de Tineo, y el lugar donde en se estableció la mina industrial en los años 50 “Aurifera Astuiana S.A.” de la que aún se conserva parte del edificio del laboratorio, y tras él, la bocamina industrial de «La Luarquesa«, cerrada en la actualidad.

Detrás de las gradas de la bolera, tomaremos el sendero de la derecha para subir a los restos de la explotación romana donde descubriremos a nuestro paso, el rastro de los canales, trincheras, depósitos y bocaminas de la época, así como otros restos etnográficos presente en todo el camino.

El recorrido, de aproximadamente 1,5 kms., finalizará frente al primer cartel, realizándose así, un agradable paseo circular.  Existe una opción de salida o entrada de la ruta al sitio conocido como Chano la Muela (carretera AS-219), que además es el comienzo de otras rutas en la zona, que pueden conectarse con este paseo.


LOS TRABAJOS ROMANOS

La explotación aurífera en la zona, se llevo a cabo durante los siglos I y II D.C., por el Imperio Romano. Para ello, se utilizó la técnica conocida como «Ruina Montium«, de la que el procurador del imperio: Plinio el Viejo, nos dejó una detallada explicación en su obra «Hstoria Natural».

El lugar donde nos encontramos nada tiene que ver con lo que nos podríamos haber encontrado aquí hace 2.000 años. Este valle no existiría como tal, es un valle artificial, y la zona estaría cubierta por una montaña, que los romanos fueron capaces de derribar con un único objetivo: extraer oro. El escombro resultante de este gran movimiento de tierra es, hoy en día, el suelo del pueblo de Navelgas.

En este lugar, se explotaron dos filones de 900 y 700 metros, por los que trascurre la ruta, a través de la técnica conocida como Ruina Montium, en la que el agua era el elemento principal.  Para conseguir el agua necesaria para su explotación, desviaron y canalizaron el río Naraval desde su nacimiento, en la braña de Folgueras del Río, que dista en línea al aire 4 kms, recogiendo a su paso el agua de fuentes y arroyos, hasta la parte superior de la mina: el Chano la Muela, , donde se construyeron dos grandes embalses de los que, hoy en día, solo queda visible parte de uno.

El aprovechamiento utilizado en terrenos de este tipo, corta realizada sobre roca pura (las cuarcitas de Navelgas)  se haría a través de una serie de entibos. Se realizaban trincheras o cuevas en la roca; a continuación vendría la aplicación del agua, del fuego en el interior y otros elementos, de manera que la fuerza de la gravedad, a la que se uniría la presión del agua, que se introducía por la parte superior, conseguía desgajar la roca.

El vaciado de estos dos filones significó uno de los movimientos de tierra más importantes de este tipo de explotación en Asturias, según el geólogo Guillermo Schultz, quien visitó la zona mientras realizaba el primer mapa topográfico de Asturias en 1840, estimó la explotación en más de 2 millones de metros cúbicos,  provocando una profunda brecha en la montaña y originando las dos vaguadas por las que transcurre la ruta.